Todo comenzó la mañana del pasado domingo 18 de Octubre. Cuatro amigos y nuestros dos perros salimos a la montaña a buscar setas.
La jornada comenzó regular ya que en el primer lugar encontramos muy pocas y además se nos pinchó la rueda del coche.
Lo intentamos arreglar con un sistema especial mediante el cual introduces una resina por la rueda pinchada y luego la hinchas, pero no funciono tras el esfuerzo de nuestros amigos S.Q, y Jose
Al final tuvo que venir la grúa. Aprovecho para agradecer a Jordi de Mutua que llegó raudo y veloz en la ayuda en un lugar de difícil acceso

En ese momento era ya la una de la tarde por lo que dudábamos en qué hacer. Mi amigo S.Q propuso ir a otro lugar cercano de montaña para ver si se daba mejor, así que los 4 y los 2 perros nos movimos al nuevo lugar. Este lugar fue donde la pesadilla comenzó.
Aparcamos en un camino que subía y daba a tres vallas con alambradas de "pastor eléctrico" electrificadas. Fue sólo abrir la primera y la perra de S.Q, Nina intentó pasar por debajo ya que iba suelta (se comporta muy bien en la naturaleza y siempre va pegada a su dueño). Esta vez y debido al fuerte chispazo, Nina salió corriendo y no hizo caso de los gritos desesperados de dueños y amigos.
Así que en medio de esta montañas Nina se perdió y no regresó.

Fueros momentos agónicos, desesperados y sobre todo muy difíciles. Los 4 nos dividimos y nos pasamos hasta que se hizo de noche buscándola, silvando y llamándola, pero no volvió. Dos fueron a la carretera y al pueblo más cercano para hablar con lugareños y darles una descripción de Nina.
S.Q y A. hablaron con varias personas que subían a la montaña. Jose e Ignacio hicieron lo propio con el pastor de vacas de la zona. Dimos alerta a la protectora de animales del lugar y a la Guardia Civil. Gracias a amigos y familiares que nos ayudaron con buenos consejos de qué hacer y cómo. Gracias a mis primas Marta y Lucía por su inestimable ayuda. Gracias a Jordi por su ayuda también. Dimos con veterinarios y grupos de ayuda de la zona, pero Nina no apareció.
Tener que irnos y dejarla a su suerte en la noche fría fue una de la cosas más duras que personalmente he vivido, sin ser el propio dueño de Nina. S.Q estaba destrozado.
Al día siguiente quedamos al alba, y una comitiva de 7 personas y dos perros regresamos al lugar. Por consejo de amigos dejamos un poco de comida en el lugar donde se perdió por última vez. Esperábamos encontrarla nada más llegar, esperábamos que hubiese comido el pan que le dejamos nos estuviera esperando allí donde se perdió pero no fue así.
Los ánimos estaban comenzando a decaer. Un amigo de S.Q. comentó durante la hora de viaje al lugar que era una persona con una conexión especial con los animales, por lo que decidí enviarle por el camino que había subido el día anterior con algunas indicaciones básicas con la esperanza de que la encontrase. Familia y amigos nos bifurcamos por varios caminos donde pudimos ver huellas de lo que creíamos era Nina.

Todo era muy confuso en este momento, pero nunca perdimos la esperanza. Esa huellas las encontré bastante lejos de lo que las primeras huellas indicaban. Por ello pensé que quizá se habría ido aún más lejos, despavorida.
Pero al analizar bien la huella y compararla con la de mi perro, tuve la certeza de que eran de Nina. Y al volver a examinarlas comprobé que indicaban que estaba volviendo hacia el lugar donde todo había comenzado. Aquello fue como una señal de esperanza.
Y así fue como pasados 10 minutos recibí lo que recuerdo aún hoy como una de las llamadas más bonitas de mi vida. Jack había dado con Nina. Estaba en la cima de la montaña más alta de la zona. Jack había seguido por donde yo el día anterior y comenzó a escuchar ladridos, Ladridos de ayuda, y la encontró. Allí estaba Nina, desconfiada de encontrar a Jack al principio, pero después agradecida y temblorosa. Ya que la zona era muy resbaladiza y escarpada y que de la emoción el propio Jack se había perdido también, ambos bajaron por un lugar muy difícil. Y Jack tomó en brazos a Nina y comenzaron la bajada.
Fueron unos últimos momentos tensos ya que todos estábamos muy desperdigados por varios lugares para cubrir la mayor cantidad de terreno posible. Pero al final todo fue bien. Con alguna torcedura de tobillo, rodilla y golpes varios, Jack una vez más consiguió rescatar a su tercer perro. Dicen que algunas personas tienen un sentido especial con los animales. Desde luego en este gran segundo día Jack demostró que es así.

Nuestro más sincero agradecimiento desde la Escuela de Actividades Naturales a todas las personas que desinteresadamente han contribuido a encontrar a Nina.
Que felicidad un trabajo de equipo tan bueno, con tanta energía y tanta bondad por parte de todos.
Algunas lecciones aprendidas. Llevar a los perros atados al menos los primeros minutos cuando se vaya a lugares nuevos y no conocidos. Una vez perdido el perro, batir la mayor cantidad de terreno con los recursos que se tengan. hablar con la protectora del lugar y con la guardia civil. Hablar con el propietario de la tierra del lugar, y con los locales y pueblos colindantes. Dejar carteles por la zona y dejar comida y ropa conocida para que el perro pueda volver y saber que le están buscando.
Menuda experiencia amigos. Sin duda de las más intensas y bonitas de mi vida. Desde la Escuela de Actividades Naturales nos sentimos muy felices y honrados de poder haber contribuido en lo posible.
Gracias a la Naturaleza por devolvernos a Nina sana y salva
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